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Mostrando entradas de junio, 2016

El cuerpo tiene memoria

Cada vez que me atrevo a despegar mis partes, dejo restos mal cortados. Mis pedazos muchas veces sienten ese apéndice faltante, hacen presentes sus cosquillas, manifiestan sus dolores, fingen colisiones. El cuerpo busca reconstruirse siendo que no es susceptible de hacerse crecer un brazo de más, pero él es así. Ve suelo fértil donde plantar sus semillas de carne.  Es difícil mirar a otro lado cuando falta un miembro que duele. Pero, cuando lo logra, suele buscar trozos que pretenden encajar en el putrefacto campo mal cortado. Y la búsqueda se realiza sin éxito, porque no hay idénticos para mis partes. Sin embargo yo intento y reintento hacerlos funcionar juntos. Juro que he llegado a tener apéndices pegados por mucho tiempo.  Pero el cuerpo comienza a quejarse, porque su original no está y no hay ninguno que pueda reemplazarlo.  Porque mi cuerpo me demanda a mí.

Estamos

Los oigo hablar de mi estado, se llenan hablando de ese estado. Nadie sabe explicarlo, pero está y carcome y se pasea por todos los agujeros. Todavía queda mucho por devorar, pero no, no creas que no vas a poder reconstruirlo. Algún día, cuando no estés más en este estado. A veces pienso que simplemente estaban esperando que todo detone, que cuando vieron los pies a dos pasos del precipicio se les antojó una sonrisa. Porque por fin tenían una excusa. Pero luego pienso que no es posible que quieran hacerme daño. No hay nadie que quiera hacerme daño. Simplemente hay gente que acciona de acuerdo a los designios de algo superior. ¿Y si ese algo superior nos está llevando a que todos nos hagamos daño? ¿O, por el contrario, si nos está dejando que todos nos hagamos daño? ¿Nos habrá puesto a cada uno en un estado? ¿Y si empezás a hablar vos de los estados de los otros?