Resaltese la primera caracterización.

Dejá de creer que podés ocupar el lugar de una piedra, porque no sos una piedra. No hay nada de lo que pudieras estar más lejos de ser. Sos blanda, emanás calor, creés tener una glándula del amor, no podés negar lo que te es propio.

Tratar de imitar no te sirve, no sabés lo que es ni cómo se hace a menos que te salga naturalmente. No entendés la verdadera esencia del drama que fingís armar porque no sabés engañar a ninguno de tus pesares. Más aún teniendo en cuenta que ellos te engañan a vos fingiendo existir.

Poquito a poquito te vas convirtiendo en cosas que detestás, sin siquiera darte cuenta. No sólo sos una mentirosa con vos misma, también sos un alma inocente y una de esas cajas con la inscripción frágil.

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Inmensidad

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