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Mostrando entradas de abril, 2013

Sigo pidiéndole disculpas por haberlo descuidado

No me daría cuenta cuanto tiempo pasé creyendo que mantener una relación así era como respirar (sin ningún aroma especial). Naturalmente la demanda era fácil de llevar, no negaré que la retribución era muy buena ni tampoco lo afirmaré del todo. Siempre hubo cosas que creí que se me irían de las manos, pero digamos que convivíamos bastante bien. Incluso llegué a pensar que podíamos seguir presenciando esa obra hasta que el director se cansara de dirigirla (creo que nunca quedó bien en claro quién era el director, más bien fue un acuerdo implícito entre dos actores que supieron cómo complementarse). Repetiré la idea más básica y la que más describe el lugar de "fundamental": era fácil de llevar. Sin embargo, indiscutiblemente, supo existir un pequeño y casi imperceptible cambio dentro de ambos dos integrantes. Cuán insignificante sería que ninguno supo detenerlo. Es curioso cómo uno se acostumbra a una situación que no le genera esfuerzo alguno.  Ella me miraba y yo la ...

Te regalé

Te regalé una mañana clara, te entregué el sonido de la brisa y la afabilidad del silencio. Te regalé una mañana íntima, declaré como tuya mi confianza y mis ansias. Te regalé una mañana espontánea, marqué una rutina que idealmente no sería experimentada. Te regalé una mañana prometedora, logré darte mi palabra de conseguir todo lo que añoraba. Te regalé una mañana preciosa, te miré a los ojos y me atreví deleitarme con tu mirada hermosa. Miré la mañana como si hubiera sido la primera vez en todo el día; vi todo lo que quería. Te regalé una mañana en la que rogué a mi destino que fueras mía. Te regalé el principio de nuestras vidas.

Bettina, la eterna niña ("La inmortalidad" de Milan Kundera, Fragmento)

"Nada más ventajoso que adoptar la posición de una niña: las niñas se pueden permitir hacer lo que quieren porque son inocentes y carecen de experiencia; no tienen que respetar las reglas del comportamiento en sociedad porque aún no han ingresado al mundo en el que rige la formalidad; pueden poner de manifiesto sus sentimientos sin tomar en cuenta si la ocasión es o no es adecuada. Las personas que se negaban ver en Bettina a una niña decían que era extravagante (en una ocasión se puso a bailar de alegría, se cayó y se abrió la cabeza contra la esquina de una mesa), maleducada (en presencia de otras personas se sentaba en el suelo en lugar de hacerlo en una silla) y sobre todo catastróficamente afectada. En cambio quienes estaban dispuestos a verla como una eterna niña estaban encantados con su espontánea naturalidad."