Desde algún punto que no recuerdo tengo la tendencia a comparar el amor con un mercado, para establecer diferencias muy específicas que usualmente paso por alto. Situación:
Una persona recurre al mercado para intercambiar dos bienes como mínimo. Uno por otro. Actualmente hemos llegado a un punto en el que todos los bienes son medianamente iguales, siguen un estándar, y tenemos una moneda con la cual se mide su valor. Ir de compras es conseguir lo que uno busca, sin trampas, simplemente ir, encontrar, llevar, disfrutar. Y todos sabemos cómo lo vamos a disfrutar.
Ahora bien, las personas no son "medianamente iguales". Si una está "comprada", no se puede ir al "mercado" a encontrar otra igual. Esa es la visión fatalista del amor que la diferencia del mercado, "sólo hay uno de ese para adquirir".
No es así. No hay sólo uno, hay miles, a la vez, en todos lados. Pero si estás estás buscando Variedad de Terrabusi y no escontrás, calculá bien si preferís Toddy o Anillos y procurá no caer en un Cadbury Tres Sueños.
Una persona recurre al mercado para intercambiar dos bienes como mínimo. Uno por otro. Actualmente hemos llegado a un punto en el que todos los bienes son medianamente iguales, siguen un estándar, y tenemos una moneda con la cual se mide su valor. Ir de compras es conseguir lo que uno busca, sin trampas, simplemente ir, encontrar, llevar, disfrutar. Y todos sabemos cómo lo vamos a disfrutar.
Ahora bien, las personas no son "medianamente iguales". Si una está "comprada", no se puede ir al "mercado" a encontrar otra igual. Esa es la visión fatalista del amor que la diferencia del mercado, "sólo hay uno de ese para adquirir".
No es así. No hay sólo uno, hay miles, a la vez, en todos lados. Pero si estás estás buscando Variedad de Terrabusi y no escontrás, calculá bien si preferís Toddy o Anillos y procurá no caer en un Cadbury Tres Sueños.
Comentarios
Publicar un comentario