Postrada ante el ayer, recordar sólo agonías.
Que no soy yo, sos vos que recorrés los pasillos de mis tristes despedidas.
¡Qué dolorosa que es la empatía!
Y qué horrenda elección para una sinfonía.
¿Cuánto más vas a sacarme?
Veo mi cuerpo limpio, mis cabellos cortajeados y mis manos vacías.
¿Sabés qué más? Veo recuerdos que ser míos solían,
verdades que sólo yo sabía,
actos que recordaban quizás las sábanas mías.
Pero ninguno de esos realmente han sido actos.
Ni las flores, ni los dolores, ni los impactos.
Ni los olores, ni sus tactos.
Mis huellas dactilares de a poco perdieron sus círculos,
pues de lija es la senda por donde yo circulo...
mejor sólo metete mis memorias en el culo.
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