(La siguiente entrada tiene formato carta, por lo tanto es preciso leerla sin un tono específico. Elegiré un nombre al azar para determinar al sujeto al que va dirigida. No es del todo autobiográfica, pero tiene ciertos tintes propios. Se vuelve muy personal en un punto. Decidí hacerme entender, por lo tanto pretendo hacer un párrafo introductorio en publicaciones siguientes.)
Estimado Óreo:
Prometo no ser del todo breve y hacerme entender todo lo que pueda. Comprendo que las últimas tres veces que tuviste noticias mías no entendiste ni uno, ni cuatro pomos. Lo lamento, mucho. Agradezco que puedas comprender que es una disculpa muy relativa la mía, como todas las otras. No lo siento realmente, ni tampoco me interesa sentirlo. Me alegra que lo aclaremos de entrada.
Hacía mucho que no hablábamos, Óreo, ¿no? Como verás, mejoré un poco la redacción. Supongo que eso es obvio. Estuve tomando un curso de cómo lidiar con pelotudos y me está yendo muy bien. La profesional que está a cargo es la profesora Lidia Gómez, y es licenciada en no sé qué. Igual me chupa mucho un huevo el título, todos le decimos "Doctora". Le gusta que la adulen, se nota mucho en cómo mueve el ojete cuando nos da la espalda. Es, literalmente, una presumida del orto.
En fin, la Doctora... Ella me dice constantemente que me tengo que esforzarme en hacerme entender. No me esforcé ni un día de mi puta existencia y viene esta descerebrada del orto (sí, el orto es un factor muy importante en la conversación si ella está presente) y me dice que me esfuerce. Tiene toda la razón, ¿sabés? Pero que me lo diga una persona que anduvo degustando andá a saber qué cantidad de vergas para hacerse llamar Doctora (siendo licenciada, a tener en cuenta) realmente no me motiva a tenerlo en cuenta.
¿Te acordás de César? El otro día me dijo que me estaba volviendo una cínica, y que no me quedaba lindo el papel de cínica. En el momento le dije que estaba equivocado, que no había punto en el que yo podría llegar a ese punto. En otras palabras, no me acuerdo cuáles. Estoy segura de que hubo un "no seas pelotudo" entre tanta charla innecesaria. Si hubiera sido cara a cara no dudo que lo hubiera comido con los ojos, pero no, por suerte, fue virtualmente. ¿Vos qué opinás? ¿Me estaré volviendo una cínica?
En otras noticias, quería comentarte un poco del tema por el cual te estoy escribiendo. Sí, tenía un tópico, pero primero tenía que hacer una introducción a mi estilo. Vos entendés de esas cosas, variar y etcétera. Tuve que apagar el televisor para escribirte y puse música. Si te dijera qué estoy escuchando, no lo creerías. Por lo tanto, no pienso decírtelo explícitamente. Comencé a probar otras cosas, así que imaginate. Sentí tanto la necesidad de que vieras cómo cambié que no pude evitar mandarte la foto indexada. Después me contás qué opinás.
Quizá ya para este párrafo te diste cuenta que no llego al punto. Yo no esperaba extenderme tanto y ya se me está terminando la primera carilla. Es un vicio esto de extenderme para obviar el punto del texto. A este paso nunca voy a terminar la carrera. Ahí puse la canción de nuevo. Ya que estamos, ese también es uno de mis múltiples vicios.
De nuevo me desvié. Para colmo me estoy distrayendo muchísimo. Me conseguí una mascota, un perro. Son insoportables, nunca tengas uno. Me reclama atención todo el tiempo, mucha. Todo el tiempo. Me hace acordar a mí en algún sentido. Vos sabés, todos los perros se parecen a sus dueños. Bueno, este es insoportable, llorón, le encanta ser el centro de atención pero cuando respondo a sus caprichitos... Mágicamente cambia de parecer y quiere otra cosa. Y mirá que es bien machito, no podría convivir con un perro hembra. Pero se ve que este salió medio maricón. Sí. bien machito y medio maricón. No es indeciso, es completo.
¿Alguna vez aclaré cuánto me gusta que la gente sea completa? Pero todavía no creo haberlo dejado en claro lo suficiente. A uno siempre le quedan cosas por asimilar y fijar, ¿vio? Sino pasa que el corazón se olvida y se manda cualquier cagada. Si sabrás vos de gente mandándose cagadas, Óreo. Con todo el cariño del mundo te digo, yo sé que también me he mandado cada una...
No quiero dispersarme más, voy al punto. No me va a matar ser frontal por una única vez en mi vida.Sólo quiero que sepas que quiero verte. Como sea, donde sea, quiero verte. Tengo la inminente necesidad de sentir que estás al lado mío con ese tic de acomodarte el bulto. Esos gestos que siempre detesté, como abrazar a otras mujeres y decir que no me ponga celosa como si fueras la única persona en mi vida, meterte la nariz en el dedo como si nadie te estuviera mirando, ese silencio incómodo de cuando estoy contándote algo importante, todo, todo eso lo extraño. Y vos, mejor que nadie, sabés lo que me cuesta decir que extraño a tal o cual persona. Si me habré quejado quinientas mil y una veces enfrente tuyo al respecto.
Entenderás la importancia del asunto supongo. Mínimamente al menos, siempre tendiste más a entenderme parcialmente. Es por eso que me estoy haciendo entender más, muy en contra de mis principios y mi orgullo. Sí, admito que mi orgullo no me ha permitido decir que te extrañaba. ¿Estás contento? Sos la primera persona que, directamente, digo que extraño. Supongo que no sólo es un paso para mí, sino también para nuestra relación.
Sin embargo, no pretendo que nos encontremos. No quiero verte, pero a la vez me muero de ganas. Hay tantas cosas que quiero decirte cara a cara, como en los buenos viejos tiempos con el chocolate o el helado del negocio de Tita. El otro día me pasé y preguntó por vos. Me atrevo a decir que en ese momento actué realmente como si no me importara nada que fuera Tita, le respondí de muy mala manera: "Yo no soy la hermana de Óreo, no tengo la más puta idea de qué está haciendo de su vida". Qué mala costumbre la mía de insultar, tendría que empezar a hacer un curso de manejo de la ira. Sí, definitivamente la semana que viene empiezo a buscar una cosa así. Y, de paso, empiezo la dieta y el gimnasio.
Últimamente ando muy desocupada en términos laborales. Dirás: "No se puede estar 'muy desocupada'. O estás ocupada o desocupada, no 'muy', no 'un poquito'." No me cabría duda, siempre fuiste de cuestionar mucho lo que digo, estoy preparada para ello. En fin, y más importante, voy a permanecer desocupada un tiempo. Mi pareja ya me dijo que no tiene problema en mantenerme unas semanas. Creeme que después de 5 años sin parar, un buen par de semanas van a ser el paraíso. Lo son, de hecho. Ya comenzaron el miércoles pasado.
Estoy reuniéndome con gente que no veía hace tiempo. Incluso estoy organizando una cena para que todos podamos recordar esos buenos momentos. Vos sos infaltable, Óreo. Pero si no querés ir, no importa. Nos podemos encontrar en la plaza, en algún parque, en una iglesia, en un cementerio, en una heladería, donde vos quieras. Sabés que cualquier cosa me viene bien mientras no sea muy lejos. Después de tantas veces que te rechacé invitaciones, incluso me parecería bien que vos me rechacés la primera. Sólo quiero que, si me decís que no, tengas una buena excusa para hacerlo. No te voy a andar rogando. Me rebajo a decir que te extraño, pero nada más... Y yo que pensé que había dejado en claro lo de que no te quería ver. Al final, siempre soy yo la contradictoria.
Espero tu respuesta pronto, Óreo. No me falles.
Te amo.
Hacía mucho que no hablábamos, Óreo, ¿no? Como verás, mejoré un poco la redacción. Supongo que eso es obvio. Estuve tomando un curso de cómo lidiar con pelotudos y me está yendo muy bien. La profesional que está a cargo es la profesora Lidia Gómez, y es licenciada en no sé qué. Igual me chupa mucho un huevo el título, todos le decimos "Doctora". Le gusta que la adulen, se nota mucho en cómo mueve el ojete cuando nos da la espalda. Es, literalmente, una presumida del orto.
En fin, la Doctora... Ella me dice constantemente que me tengo que esforzarme en hacerme entender. No me esforcé ni un día de mi puta existencia y viene esta descerebrada del orto (sí, el orto es un factor muy importante en la conversación si ella está presente) y me dice que me esfuerce. Tiene toda la razón, ¿sabés? Pero que me lo diga una persona que anduvo degustando andá a saber qué cantidad de vergas para hacerse llamar Doctora (siendo licenciada, a tener en cuenta) realmente no me motiva a tenerlo en cuenta.
¿Te acordás de César? El otro día me dijo que me estaba volviendo una cínica, y que no me quedaba lindo el papel de cínica. En el momento le dije que estaba equivocado, que no había punto en el que yo podría llegar a ese punto. En otras palabras, no me acuerdo cuáles. Estoy segura de que hubo un "no seas pelotudo" entre tanta charla innecesaria. Si hubiera sido cara a cara no dudo que lo hubiera comido con los ojos, pero no, por suerte, fue virtualmente. ¿Vos qué opinás? ¿Me estaré volviendo una cínica?
En otras noticias, quería comentarte un poco del tema por el cual te estoy escribiendo. Sí, tenía un tópico, pero primero tenía que hacer una introducción a mi estilo. Vos entendés de esas cosas, variar y etcétera. Tuve que apagar el televisor para escribirte y puse música. Si te dijera qué estoy escuchando, no lo creerías. Por lo tanto, no pienso decírtelo explícitamente. Comencé a probar otras cosas, así que imaginate. Sentí tanto la necesidad de que vieras cómo cambié que no pude evitar mandarte la foto indexada. Después me contás qué opinás.
Quizá ya para este párrafo te diste cuenta que no llego al punto. Yo no esperaba extenderme tanto y ya se me está terminando la primera carilla. Es un vicio esto de extenderme para obviar el punto del texto. A este paso nunca voy a terminar la carrera. Ahí puse la canción de nuevo. Ya que estamos, ese también es uno de mis múltiples vicios.
De nuevo me desvié. Para colmo me estoy distrayendo muchísimo. Me conseguí una mascota, un perro. Son insoportables, nunca tengas uno. Me reclama atención todo el tiempo, mucha. Todo el tiempo. Me hace acordar a mí en algún sentido. Vos sabés, todos los perros se parecen a sus dueños. Bueno, este es insoportable, llorón, le encanta ser el centro de atención pero cuando respondo a sus caprichitos... Mágicamente cambia de parecer y quiere otra cosa. Y mirá que es bien machito, no podría convivir con un perro hembra. Pero se ve que este salió medio maricón. Sí. bien machito y medio maricón. No es indeciso, es completo.
¿Alguna vez aclaré cuánto me gusta que la gente sea completa? Pero todavía no creo haberlo dejado en claro lo suficiente. A uno siempre le quedan cosas por asimilar y fijar, ¿vio? Sino pasa que el corazón se olvida y se manda cualquier cagada. Si sabrás vos de gente mandándose cagadas, Óreo. Con todo el cariño del mundo te digo, yo sé que también me he mandado cada una...
No quiero dispersarme más, voy al punto. No me va a matar ser frontal por una única vez en mi vida.Sólo quiero que sepas que quiero verte. Como sea, donde sea, quiero verte. Tengo la inminente necesidad de sentir que estás al lado mío con ese tic de acomodarte el bulto. Esos gestos que siempre detesté, como abrazar a otras mujeres y decir que no me ponga celosa como si fueras la única persona en mi vida, meterte la nariz en el dedo como si nadie te estuviera mirando, ese silencio incómodo de cuando estoy contándote algo importante, todo, todo eso lo extraño. Y vos, mejor que nadie, sabés lo que me cuesta decir que extraño a tal o cual persona. Si me habré quejado quinientas mil y una veces enfrente tuyo al respecto.
Entenderás la importancia del asunto supongo. Mínimamente al menos, siempre tendiste más a entenderme parcialmente. Es por eso que me estoy haciendo entender más, muy en contra de mis principios y mi orgullo. Sí, admito que mi orgullo no me ha permitido decir que te extrañaba. ¿Estás contento? Sos la primera persona que, directamente, digo que extraño. Supongo que no sólo es un paso para mí, sino también para nuestra relación.
Sin embargo, no pretendo que nos encontremos. No quiero verte, pero a la vez me muero de ganas. Hay tantas cosas que quiero decirte cara a cara, como en los buenos viejos tiempos con el chocolate o el helado del negocio de Tita. El otro día me pasé y preguntó por vos. Me atrevo a decir que en ese momento actué realmente como si no me importara nada que fuera Tita, le respondí de muy mala manera: "Yo no soy la hermana de Óreo, no tengo la más puta idea de qué está haciendo de su vida". Qué mala costumbre la mía de insultar, tendría que empezar a hacer un curso de manejo de la ira. Sí, definitivamente la semana que viene empiezo a buscar una cosa así. Y, de paso, empiezo la dieta y el gimnasio.
Últimamente ando muy desocupada en términos laborales. Dirás: "No se puede estar 'muy desocupada'. O estás ocupada o desocupada, no 'muy', no 'un poquito'." No me cabría duda, siempre fuiste de cuestionar mucho lo que digo, estoy preparada para ello. En fin, y más importante, voy a permanecer desocupada un tiempo. Mi pareja ya me dijo que no tiene problema en mantenerme unas semanas. Creeme que después de 5 años sin parar, un buen par de semanas van a ser el paraíso. Lo son, de hecho. Ya comenzaron el miércoles pasado.
Estoy reuniéndome con gente que no veía hace tiempo. Incluso estoy organizando una cena para que todos podamos recordar esos buenos momentos. Vos sos infaltable, Óreo. Pero si no querés ir, no importa. Nos podemos encontrar en la plaza, en algún parque, en una iglesia, en un cementerio, en una heladería, donde vos quieras. Sabés que cualquier cosa me viene bien mientras no sea muy lejos. Después de tantas veces que te rechacé invitaciones, incluso me parecería bien que vos me rechacés la primera. Sólo quiero que, si me decís que no, tengas una buena excusa para hacerlo. No te voy a andar rogando. Me rebajo a decir que te extraño, pero nada más... Y yo que pensé que había dejado en claro lo de que no te quería ver. Al final, siempre soy yo la contradictoria.
Espero tu respuesta pronto, Óreo. No me falles.
Te amo.
Cadbury.
Comentarios
Publicar un comentario