Me gustaría decir todo lo que tengo en la cabeza, pero odio ser cursi. Sólo quiero que sepas que te amo, con mil y un relieves, al derecho y al revés. A veces quizá más, a veces menos, pero siempre te amo de alguna manera que no llegarías a interpretar. Tanto te amo que no puedo visualizar tu contorno sin pensar que clama a gritos mis caricias, mordidas, pellizcones y besos, ¡todos al mismo tiempo!
Me fui despintando a falta de besos y exceso de gritos. Caía el esmalte a fuerza de lágrimas de ácido y manos de lija. Las figuritas de la pared se iban despegando y los mosaicos se decoloraban por montón. Había rastros de cal por todo el piso y yo había perdido la escoba. Había muchas voces y todas balbuceaban. Se creaban en un instante y morían ni bien terminaban de gritar. Se iban generando constantemente y eran cada vez más. Desistí y me perdí en las voces. Pasó el tiempo, convivía con ellas. Me llevaban como una pluma. Iba divagando en la suavidad de sus pasos. No me podía hacer daño, después de todo todas esas personas procuraban mi bien. Todas esas voces eran yo. Llegó un punto en el que todas las personas se pusieron en contra del medio. Yo dudaba, pero las dejé hacer. Quería ver hasta dónde llegaban. Me arrastraron, me expusieron, me desnudaron y me adornaron. Desistí y me perdí en las mentiras. Me guiaron hasta averiguar cuáles eran mis partes más bla...
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