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De todas formas, visualmente mis conflictos siempre son redonditos, peluditos y gorditos

Peleo contra un conflicto que hace mucho que no puedo solucionar. Su armadura es de plata, su pechera de oro; sus dos metros y cerca de 100kgs. parecen imponentes. La maza que porta con ambas manos y descansa en su hombro me ha hecho retroceder un par de veces. A veces toma el nombre de comparación, otras se hace llamar ahora no.

Hace mucho tiempo que me doy vueltas para encontrar formas de enfrentarlo y destruirlo. Mis armas son precarias, mi estrategia está poco más actualizada. Me ha destrozado el cráneo sin dificultad. Mis golpes han sido los menos, pero le he dado unos cuantos en lugares que tendrían que haberlo destruido. Quiero creerlo sin asegurarme que me estoy mintiendo una y otra vez.

En cada nuevo enfrentamiento, mi debilidad aumenta un 30%. A pesar de la fragilidad, a veces llego a plantear una u otra solución que parece ser efectiva y es entonces cuando nos regocijamos, nos amamos y todo parece mágicamente a nuestro favor. No me he propuesto rendirme...

Los munditos no tienen comparación, son munditos nuevos, diferentes. No se puede buscar patrones, comparar es imposible e impensable. La base de todos ellos es el amor, en sus distintas formas distintas de amor: nunca es el mismo.

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Me fui despintando a falta de besos y exceso de gritos. Caía el esmalte a fuerza de lágrimas de ácido y manos de lija. Las figuritas de la pared se iban despegando y los mosaicos se decoloraban por montón. Había rastros de cal por todo el piso y yo había perdido la escoba.  Había muchas voces y todas balbuceaban. Se creaban en un instante y morían ni bien terminaban de gritar. Se iban generando constantemente y eran cada vez más. Desistí y me perdí en las voces.  Pasó el tiempo, convivía con ellas. Me llevaban como una pluma. Iba divagando en la suavidad de sus pasos. No me podía hacer daño, después de todo todas esas personas procuraban mi bien. Todas esas voces eran yo.  Llegó un punto en el que todas las personas se pusieron en contra del medio. Yo dudaba, pero las dejé hacer. Quería ver hasta dónde llegaban. Me arrastraron, me expusieron, me desnudaron y me adornaron. Desistí y me perdí en las mentiras. Me guiaron hasta averiguar cuáles eran mis partes más bla...

Una carcajada que podría revivir a un muerto

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Qué jodido es tener la convicción de vivir. Cualquiera vive así por inercia, en auto, pero decidir... Es decir, plantearse vivir. Buscar la manera de vivir. Hacer un terrible esfuerzo por querer vivir. Poner un esfuerzo, darle la mano a gente. El verdadero acto de altruismo: hacer vínculos sabiendo que te vas a morir.  Elegir vivir. Decidir vivir. Decirle que sí a gente. ¿Qué loco no? Yo pienso que cada vez que la gente se pone de novia está habilitando un pacto que no va a cumplir, porque se va a querer morir. Es decir, cada vez que te comprometés con un vínculo es un compromiso de estar vivo. Yo te prometo que voy a vivir hasta entonces no estemos más juntos. ¿Y después? O sea, sí, es un pequeño casamiento dado que lo que separa sería la muerte.  En otras palabras, ¿qué muere realmente cuando uno se separa? ¿Será posible que no sea realmente una muerte física? Aún yo tengo la convicción de que alguien se muere. No quiero que los demás se mueran. No me quiero morir yo tampoco...