Esa podría haberse reflejado en tus ojos.
Esa podría haber sido purpurina de algún que otro acto escolar.
Esa podría haber hecho mímica de tu unicidad.
Esa podría haber sido una chispita de las que nunca le pusiste al helado.
Esa podría haber sido esa basurita en el ojo que nunca se interpuso en tu mirada.
Esa pudo haber sido todos tus deseos en un arrebato de calentura al aire libre.
Y esa otra puede que sea una nave espacial.
O no.
Aquella puede que no haya sido nunca nada.
Aquellas parecen un pene.
Y aquellas también.
Y por allá hay una que podría haber sido la perdición de otra era.
Quizá haya una a quién se la llame "palta" o "aceite de motor" o, ¡quién te dice!, "dios" o "demonio". O mamá.
Igualmente, las de la izquierda parecen un pene.
Sólo me pregunto qué estaré buscando en todas ellas.
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