Los primeros años te buscaba desesperada. No miento, realmente esperaba encontrarte. Aún hoy te veo en tantos rostros. Te he escrito más de lo que puedo recordar, esperando que algún día lo leyeras. Ingenua, a veces creo que sí hay algo después de la muerte, que no es en vano contentarse con ideas del más allá o, mejor aún, del menos acá.
He cometido tantos errores en tu nombre, te he esperado entre recreos y los domingos a la mañana. No es en joda, realmente te invocaba en cada abrazo que le di a mamá. Te rendí culto de maneras que que ella nunca entendería. A los 13 no me masturbaba para que no tuvieras que ver semejante espectáculo.
Inventé mis propios rituales y mis propios contactos con lo desconocido. Aunque, me han dicho que una hostia no lleva a comunicarse con nadie. Me chupó un huevo por esas cinco horas posteriores que permanecía ebria... Luego no lo hice nunca más. Extraño hablar con vos.
Yo sé que me estoy mandando una banda de cagadas y que estarías orgullosa de mí. Vos y yo deberíamos haber nacido hombres. Saqué tu carácter de mierda... dejá, yo misma estoy orgullosa de mí.
Vale va a tener un pototito, hoy nos mostró la foto. Y nada, resulta que nada está tan mal como te lo pinto. Y resulta que te extraño y te amo y me hacés falta... y que ojalá estés leyendo ésto. En alguna nube quizá.
Comentarios
Publicar un comentario