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Mostrando entradas de agosto, 2015

¿Vos te imaginás afeitar un teatro?

Le faltaría madera, le sobraría espacio. Se podría hacer una pista de hielo de mentiritas y jugaríamos a saltar la luna. Yo lo daría vuelta para volar con las musas, para conversar con las musas. Las maravillas de un teatro comienzan cuando y porque te resguarda.  ¿Vos te imaginás saltar el teatro cual sommier de dos plazas? Y eso que sólo abarca la esquina... como una de ellas. Es el cubo más hermoso que vi. No he visto muchos cubos en mi vida.

El Bufón grita Banzai!

Se abrasó. Sí, quedó completamente pulverizado. Se mató. Fue muy rápido y se inmoló por accidente, buscó hacerse humo sin caer en cuenta que sería el único que no lograría fumarse. Diría que se fue en uno o cuatro suspiros que jamás denotaron cariño.  Por suerte él jamás  duró mucho. No tenía metas, pero estaba lleno de sueños. Fantasías sobre todo. Muy al derecho y al revés porque, después de todo, ¿quién no desea ser milanganesa? Él y sus deseos de ser carne entre dos panes. Yo y mis deseos de criollo durante la revolución inglesa.  Por gente como él llevo agua caliente en el bolso. Ya todos sabíamos que no tenía más futuro que un par de respiros. Los agotó todos de un saque cuando se inmoló. Su doble tendencia al bardo no le permitió irse sin armar mucho quilombo. A su vez, tampoco le dejó marchar sin cantarse sus últimos 7 minutos del principio de su vida. No hubo persona que entendiera uno o dos chotos lo que nuestro kamikaze dijera antes de comenzar...