La piel es magnífica, deliciosa o amarga, con sus esporas dulzonas o siendo opaca. Escrita o rala, con todas sus marcas. La existencia es magnífica, ir más allá de ella, amar más que a ella, darla. Un cuerpo desnudo es magnífico, dos aun más. Tres compartiendo las mismas miradas y todos ellos cohabitando una misma libertad. Abrir los ojos es magnífico, hacer valer la existencia y valorar la ajena amarnos y alzar un monumento a ese amor. Renacer en aguas más brillantes que el oro de sus rizos. Un puño cerrado es magnífico, pero una mano abierta lo es aun más.