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Mostrando entradas de julio, 2015

2 de enero

Me duele la mañana clara, los días con el constraste aumentado, los que no tienen sombra. Me duelen los libros y las palabras falsas... y el silencio profundo y atroz. Me duele enero. Me dolés, Spinetta. Me dolés.

ver las estrellas

Esa podría haberse reflejado en tus ojos. Esa podría haber sido purpurina de algún que otro acto escolar. Esa podría haber hecho mímica de tu unicidad. Esa podría haber sido una chispita de las que nunca le pusiste al helado. Esa podría haber sido esa basurita en el ojo que nunca se interpuso en tu mirada. Esa pudo haber sido todos tus deseos en un arrebato de calentura al aire libre. Y esa otra puede que sea una nave espacial. O no. Aquella puede que no haya sido nunca nada. Aquellas parecen un pene. Y aquellas también. Y por allá hay una que podría haber sido la perdición de otra era. Quizá haya una a quién se la llame "palta" o "aceite de motor" o, ¡quién te dice!, "dios" o "demonio". O mamá. Igualmente, las de la izquierda parecen un pene. Sólo me pregunto qué estaré buscando en todas ellas.

Ojal

Los primeros años te buscaba desesperada. No miento, realmente esperaba encontrarte. Aún hoy te veo en tantos rostros. Te he escrito más de lo que puedo recordar, esperando que algún día lo leyeras. Ingenua, a veces creo que sí hay algo después de la muerte, que no es en vano contentarse con ideas del más allá o, mejor aún, del menos acá. He cometido tantos errores en tu nombre, te he esperado entre recreos y los domingos a la mañana. No es en joda, realmente te invocaba en cada abrazo que le di a mamá. Te rendí culto de maneras que que ella nunca entendería. A los 13 no me masturbaba para que no tuvieras que ver semejante espectáculo. Inventé mis propios rituales y mis propios contactos con lo desconocido. Aunque, me han dicho que una hostia no lleva a comunicarse con nadie. Me chupó un huevo por esas cinco horas posteriores que permanecía ebria... Luego no lo hice nunca más. Extraño hablar con vos. Yo sé que me estoy mandando una banda de cagadas y que estarías orgullosa d...

Francisca

Se está escondiendo. Cree que no la vi pero está ahí, espectante, salvaje, caliente... está ahí, lo sé. Ojea de vez en cuando, se hace espacio. Porque no crean que se esconde sola en el closet, no. Tiene a Travolta al lado. No puede pasar demasiado tiempo sin hacer un fuerte de almohadas. Las mira con lujuria, la vi. Sabe satisfacer sus deseos con la emplumada cómplice. Nada más excitante que alguien que finge escuchar. Huye y se entretiene deteniendo el tiempo para los demás. "¿Ya son las 7? ¡No, boluda! Hace como tres horas tenía que volver a la realidad." Se sonríe toda. Se esconde en su todo. Si pudiera, se lavaría y se secaría (y se encogería). Es blanca. No se nota porque está en las sombras, pero reluce. Se fuga del sol porque ella misma es el sol. Se endulza toda con edulcorante. Se quema con el café. Tiene los dedos molidos (como el café) y las muelas marrones (como el café). La blanca piel manchada con leche de amor y los ojos manchados de mar. Duerme en la fal...

Ingratitud

A los 5 años mi maestra me enseñó a recortar papel plegado de tal manera que se terminara formando un corazón. Desde ese momento me gusta recortar corazones de papel y regalarlos. Es como dar amor. Sólo que en realidad estás dando un cadáver de árbol con la forma berreta socialmente aceptada de un órgano que tiene, por lejos, mucho más que ver con cojer que con amor. Como vos, básicamente. Y sí: podés buscarte un regalo menos pelotudo para hacer. O buscarte alguien menos pelotudo para hacerle un regalo. Lo que suceda primero.